Después
de la entrada anterior, puede verse como los propósitos de Año Nuevo son eso,
propósitos, porque me propuse escribir más en el blog, y sólo hay que mirar las
fechas de una entrada y la siguiente, es decir, que no cumplo, aunque todavía
quedan otros seis meses…y de recordármelo se encargará mi madre.
Y
es que las madres son madres, y también profesoras, pues tienen la puñetera
manía de corregirte todo, absolutamente todo. Por ejemplo, mientras tú le estás
contando un problema desde la seriedad, y buscado ese consejo de madre que tanto
te hace falta, ella es capaz de corregirte la postura diciendo que te pongas
recta porque estás “jorobá”, decirte que te dejes de tocar los granitos, que te
peines, que te pongas bien la camiseta, y después de todo eso, darte una
respuesta al problema.
Otra
manía de las madres, es la de comprarte la ropa una talla más grande para
cuando crezcas, poniendo la excusa de que así ahorran un poco porque los niños
crecen muy rápido y “esto dentro de un par de meses ya no les sirve”. Mi madre
también utilizaba esta técnica pensando que la ropa me quedaría pequeña dentro
de nada. Pobre… la ropa se me quedaba vieja, no pequeña. Qué se le va a hacer,
los petit Suisse no hicieron efecto… ¡Maldita publicidad engañosa!
A
mí, personalmente, me hace gracia cuando las madres cambian el género de las
cosas cuando no les gusta lo que están escuchando, que por lo general suele ser
una petición del hijo/a adorado.
H:
Mamá, cómprame una piruleta…
M:
Ni piruleta ni piruleto.
Ahora,
si hay algo que me da coraje es cuando te has hecho una herida y llega tu madre
y te dice “¿Te duele? Eso es que se está curando… TO CA TE LAS PE LO TAS. Vamos,
que me imagino yo a Jesucristo con los clavos y la corona de espinas en la
cruz, después de no sé cuántos latigazos previos, y la virgen: “¡Fenomenal! En tres
días estarás como nuevo”.
Pero
bueno, son pequeñas manías de madres, después, cuando se conviertan en abuela
se limitarán a querer cebarte. Porque sólo ellas encuentran en un primer
vistazo algo que tú llevas horas buscando, porque sólo ellas descansan cuando
por la tarde cogen el sofá y te dejan claro que “es la primera vez que me
siento en ‘tó’ el día” y porque básicamente, nos han dado la vida, un aplauso
para todas ellas.
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