Hoy día, vamos a todos lados
corriendo de aquí para allá. El ritmo de vida nos obliga a cambiar algunos
hábitos, como por ejemplo, la comida.
Ahora no nos paramos tanto y comemos rápido y mal sobre todo si eres estudiante,
algo que no debería ser así, por nuestra salud, y sobre todo, por la de nuestras abuelas.
Una abuela sufre, de una manera
extraña, nuestro dolor y cansancio en sus carnes propias. Yo creo que, en el
momento en el que sus hijos deciden perpetuar la especie y les convierten en
abuelas, por arte de magia, ellas comienzan a sufrir lo que yo llamo “desnutrición
crónica inversa”, es decir, que siempre ven con hambre a los demás, sobre todo
a sus nietos.
Cada vez que uno de ellos va a
casa de la abuela a comer, el objetivo de ésta no es otro que el de cebar a sus
descendientes con todo tipo de manjares. Sin embargo, a pesar de los entremeses
(pa’ picar), de haber ensuciado cinco ollas con cinco comidas diferentes y de
haber insistido para que prueben de
todo, ellas no pueden evitar hacer las preguntas de ¿te has quedado con
hambre?, ¿te frío un huevo?
Y es que una abuela puede
perdonar, que seas drogadict@, que robes, que mates…, pero que te saltes una
comida, eso nunca te lo perdonará.
Pero las abuelas no son solo
meras cocineras. Otra característica es su comprensión y uso de las tecnologías.
Ellas, y sólo ellas, pueden tener el volumen del tono de llamada del móvil al
máximo y no enterarse de que les están llamando. Son ellas las que, a pesar de llevar con el mismo teléfono cinco
años, no se han enterado todavía cómo funciona y siempre recurren a sus nietos
diciendo: ¡niñ@, ponme bien el móvil que no sé a dónde le he dao y se me ha cambiado la pantalla!
Por último, otra cosa que
diferencia a las abuelas del resto de mortales es el vocabulario, esa forma de
hablar propia que ellas tienen. Porque, sólo cuando una mujer es ascendida al
estatus de abuela puede pronunciar palabras como:
- Almóndigas.
- - Cocretas.
- - Asandía.
- - Amoto.
- - Afoto.
- - Alifante (elefante).
O expresiones tales como:
- - ¡Niñ@, quita los dibujitos de la tele que va a
empezar el parte!
- - ¡Pues, si es así, yo ahí me la corto!
- - ¡En Telecinco sólo hay maricones y “libianas”!
- - ¿Te traigo algo que voy pal’ “figorífico”?
- - Si vivieras en los tiempos del hambre…
Las abuelas son seres de otra
galaxia, cada día lo tengo más claro, porque sólo ellas dicen los nombres de todos tus primos antes que el tuyo cuando te están llamando, sólo ellas se levantan a las siete
de la mañana aunque no tengan nada que hacer, sólo ellas pueden escuchar Radio
María durante horas y sólo a ellas les queda la bata de casa como a nadie.
¡Vivan las abuelas!