sábado, 18 de febrero de 2012

Esa Europa cómo mola, se merece una ola

Vuelvo a escribir después de un año sin hacerlo, debido a un problema de mi ordenador con las tildes y sobre todo, a mi verdadera falta de imaginación, porque lo que son temas de conversación no han faltado, como es el caso de la increíble boda de la señora Duquesa de Alba, boda a la que tuve el honor de asistir, bueno, no de invitada, sino allí plantada en la puerta para ver lo que se cocía, aunque ver, lo que se dice ver, no vi ná de ná con toda la gente que tuvo la misma increíble idea que yo y mis amigas. Así que, nos quedamos sin poder ver el maravilloso baile de Doña Cayetana cual faraona albina.  Todo muy bonito, si, pero yo a esa relación no le veo “mucho futuro”.

También está el caso Urdangarín, y es que la familia de Don Juan Carlos está haciendo más por la República que Carrillo y la Pasionaria. Pero a mí, lo que me impulsa a escribir hoy es la búsqueda de una respuesta a una pregunta muy simple ¿Cuándo co**nes se va a ir el puñetero frío? Soy consciente de que estamos en invierno y de que no vivo en Canarias pero es que últimamente estoy dentro de más olas que un surfero, sólo que estas que sufro yo son de frío.

Este frío mortífero está haciendo que  me salgan unos sabañones que están deformando mis preciosos dedos (aunque he de reconocer que yo siempre he tenido los dedos morcillones) y que se me queden los mocos como Calipos de lima.  Después sales a la calle y se termina de cortar el cuerpo, pero siempre está el típico gracioso que te suelta: “ ! pero si el frío es tó psicológico!”. Claro, que es psicológico, por eso se murieron los del Titanic ¿verdad?

Todo esto tendría algo de gracia si se pusiera a llover y el frío hiciera que el agua se convirtiera en  nieve que cubriera todo el pueblo con un manto blanco en el que pudiéramos distraernos y hacernos fotos, ya que no es normal que nieve aquí, sin embargo, yo pienso que pasar tanto frío pá ná es tontería.

Así que, aunque mis amigos me insistan para salir, hasta que las inclemencias del tiempo no me lo permitan, yo me quedo en mi estufita de mi alma sin salir de casa cual Rapunzel en la torre, aunque me falta la larga melena porque este año también he descubierto que el corte de pelo “por los hombros”  por lo visto, es muy subjetivo.