martes, 24 de julio de 2012

El verano y sus cosas


Ahora, a más de 40 grados de temperatura,  me viene la inspiración y me da por escribir, y es que el verano es lo que tiene, que da mucho juego, y no lo digo por las juergas que me pego, porque en un pueblo donde no hay ni sitios para salir de marcha ni siquiera un puñetero cine donde acomodarse y disfrutar de una película, pocas fiestas se pega una.

A mí, lo que me hace escribir en esta época del año es la publicidad. Y es que sobre todo en esta preciosa estación del año en la que todos los cuerpos salen a relucir, la publicidad en algunos momentos  se pasa de absurda y de ¿rara?

Empecemos por un producto que desde hace ya un tiempo me escama un poco. El Gel de higiene íntima Chilly, pronunciado “chili”. Este producto se supone que es para la higiene y los picores íntimos. Ahora bien, cuando yo escucho la palabra CHILI, lo primero que se me viene a la cabeza es todo lo contrario, es más sólo de escucharla ya me pica la garganta, escupo fuego, así que no quiero ni saber lo que puede hacer ahí abajo.

Otra cosa rara es que al jamón York le han quitado las estrías tal y como anuncia Jorge Fernández en el anuncio de ElPozo. ¿Cómo lo harán? La verdad, a mi eso me lo tienen que decir, y creo que cuando digo esto hablo en nombre de todas las mujeres que luchan todos los días a base de cremas “milagrosas” y que curiosamente no hacen mucho por resolver nuestro pequeño problemilla.

También me hace gracia un anuncio que hasta hace poco andaba por ahí sobre un determinado desodorante. En él, tumbados en la playa, una pareja pelando la pava se haya (encima me sale la vena poeta). La chica, le pregunta que qué parte de ella le gusta más. A esto, el tío va y señala la axila. Con este anuncio yo me parto. Vamos a ver, se supone que tienes una novia 90-60-90, con unas tetas que llegan de una punta a otra del país y me dices que lo que más te gusta de ella es el sobaco… Ja, ja y já, eso no se lo cree ni el que tuvo la idea de hacer el anuncio.

Otra publicidad también graciosa es la de la silk-épil. Es curioso que siempre sale una chica muy mona y súper relajada depilándose con ella pero que curiosamente no tiene pelos. Si quieren que me crea su efectividad, que me pongan a una tía con unos buenos peláncanos y con cara de dolor, que es como todas estamos en nuestra casa cuando decimos “pelos fuera”. Lo más curioso es que ahora puedes depilarte con la silk-épil debajo del agua. No sé, ya me cuesta trabajo quitarme los pelos sin H2o de por medio, creo que es algo de lo que puedo pasar sin problemas, no gracias. 

Por último están los catálogos de bañadores, en los que salen esas chicas tan naturales pintadas como una puerta y peinadas de peluquería, con un mar de fondo, unos trajes de baños espectaculares y enjoyadas como si se hubieran tirado de cabeza al joyero de su tía en vez de a la piscina. Vamos, esos que tú los ves y dices “igualita igualita que yo cuando voy a la piscina”, sólo que con unas pequeñas diferencias de nada:

-          vas a la playa o a la piscina sin maquillar y prácticamente sin peinar y te recoges el pelo con un moño estilo “nido de gaviota” y con una o dos pulseras que le compraste a un hippie.

-          llevas el bolso petado de cosas entre las que se encuentra un cepillo, el protector solar, una toalla (si es vieja mejor), el móvil, las llaves, las gafas de sol que compraste en un mercadillo de la calle y una pinza de depilar para quitar esos pelillos que la silk-épil (“ella que todos los arranca”) no ha conseguido quitar y que solo se ven cuando sales a la luz del sol más resplandeciente.

-          Ella, esa mujer tan natural y divina, seguramente que cuando le entre el hambre comerá en uno de esos restaurantes tan de moda (de los de mucho dinero y poca chica). Tú cuando te entra el hambre acudes al bocadillo de chacina perfectamente liado en papel de aluminio que guardas en el bolso junto con las demás cosas. Si no, en una neverita junto con latas de refresco y los taperwares que tu madre te ha hecho con mucho cariño y de contenidos variados, aunque los más populares en la geografía española son: tortilla de papas, filetes empanaos arrugaos o croquetas frías. 
En Fin, viva el verano, los cuerpos imperfectos y las comidas de las madres, que para ver a un montón de gente de mentira y con más plástico que otra cosa cojo las barbies de mi hermana y me pongo a jugar.