martes, 8 de diciembre de 2015

Un mundo llamado Belén

Navidad, Navidad, dulce Navidad. Cada vez llega antes. Yo llevo por lo menos un mes viendo anuncios que incitan al consumo navideño. Que si bombones por aquí, que si perfumes por allá… Como sigamos adelantando las fiestas así, al niño Jesús en vez de en un pesebre lo vamos a tener que poner en una incubadora. Ese niño qué no sé por qué razón la iconografía cristiana siempre lo ha puesto rubio y con los ojos azules, y hasta donde yo sé, ese niño noruego no era.

Ahora llega el momento de la temida pregunta en muchos hogares españoles: ¿Este año qué? ¿Ponemos el portal o no? Hay familias en las que la como la mía, la respuesta a esa pregunta varía según el año y de las ganas que se tengan y hay otras en las que es sí o sí. A mí este año, el espíritu navideño no ha llegado a mi puerta, pero he de reconocer que todos los años he disfrutado montando el Belén y viendo otros.

Es verdad que soy muy perfeccionista en todo lo que hago y cuando hago el portal de Belén no iba a ser menos. Me gusta fijarme en los detalles, por eso cuando veo algunos belenes, hay cosas que no me encajan y no sólo los rasgos nórdicos que le ponen al recién nacido mesías.

La primera pregunta que me hago cuando veo un belén es ¿Por qué c**o hay nieve? ¿Desde cuándo nieva en Belén? A ver, no es que quiera ser repelente pero Belén está situada a la misma latitud que el norte de África y su altitud media es de unos 765 metros. Tiene un clima mediterráneo seco, por lo tanto no nieva. Sin embargo, qué nos gusta un portal de Belén con nieve hasta arriba ya sea con harina, algodón o con bolitas de poliespan. Algunos sinceramente, en vez de Belén parecen Baqueira Beret. Y es que no concuerda ver todo nevado y los pastores en manga corta o una simple túnica. Que yo sepa, la única que ha sobrevivido en un lugar frío con un vestidito de manga corta es Heidi.

Otra cosa en la que me fijo, es en los animalitos del portal. Hay patos, perros, ovejas… pero… ¿cerdos? Los judíos no comen cerdo ¿para qué iban a criar cerdos? Y si era raro que hubiera cerdos, más aún que hubiera embutidos como he visto muchas veces una ristra de chorizo en algunas de las casas que se ponen en el portal. Y hablando de alimentos en los belenes, es muy típico recrear huertos o puestos callejeros en los que a veces veo… ¿tomates?, ¿patatas? Pero a ver… ¿esos productos no fueron unas de las maravillas que junto con el chocolate vinieron de América? A ver, no mezclemos acontecimientos históricos, primero el nacimiento de Jesús y 1492 años después, el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Para colmo, antes de retirarse, Benedicto XVI nos dejó una perlita diciendo que la mula y el buey no existieron y que los reyes magos provenían de Andalucía ni más ni menos. Yo sé que Ratzinger es viejo, pero como para que estuviera en el portal y saber si hubo o no mula y buey, creo que no. En cuanto los reyes magos en fin, les tendré que cambiar el turbante por un sombrero cordobés.

Por último, decir que siempre me ha sorprendido la capacidad de recuperación de la Virgen María, es decir, después de un parto, sin epidural ni nada, ni nadie que le diga cuánto dilataba ni nada de nada, me impresiona que esté ahí de pie o sentada como si tal cosa cuando acaba de dar a luz.

En fin, sí, soy una tiquismiquis, lo sé, pero ¿quién soy yo para decir nada si montar el portal de Belén sirve para reunir a varias generaciones de la familia y disfrutar de un momento juntos? Cada familia es un mundo y por lo que he podido investigar después de años de años de estudios empíricos, cada belén también.